A
mediados del siglo XIX, los sectores dirigentes, conformados por
terratenientes, comerciantes y caudillos militares, habían dirigido al
país sin necesidad de crear verdaderos partidos políticos, pero, por factores
internos y externos, se dio lugar a la creación de estas agrupaciones
políticas. Estas agrupaciones, reflejaban el deseo de darle cabida a las “masas”
en la política, ya que, las élites, eran ahora conscientes de la dificultad de
continuar imponiendo sus intereses particulares sin el respaldo de un pueblo
que empezaba a mostrarse menos sumiso.
Además,
la clase dirigente era también consciente de la situación general del país: Más
del 80% de la población vivía en el campo, en pésimas condiciones; Las
continuas guerras entre las élites desde la Independencia, en torno al tipo de
orientación que había que darle al país; el atraso tecnológico, la precariedad
del transporte, la débil demanda interna, la inexistencia de créditos y el
analfabetismo, por mencionar sólo algunas de las condiciones en las que se
hallaba sumido el campesinado. Éstas eran sólo algunas de las dificultades en
el camino del tan anhelado desarrollo y progreso, y para superarlas, era
necesario introducir reformas de fondo, por lo cual, era esencial conformar
agrupaciones políticas más organizadas y mejor estructuradas que las
existentes. Desde el principio, los partidos Liberal y Conservador contaron con
sus respectivos programas políticos, o sea, cada uno tenía su propia visión del
estado y la sociedad, así como respuestas distintas para las dificultades
enfrentadas por el país en aquel entonces.
Los
miembros del bipartidismo se enfrascaron en luchas en las que se
disputaban los puestos oficiales. Estos conflictos y tensiones por el poder
desembocaron en lo que se conoce como “La
Violencia”. Los liberales y conservadores no sólo se enfrentaron por el
control del poder, sino también por defender e imponer sus creencias y propias
ideas. Los liberales, que buscaban una mayor modernización del Estado y de la
sociedad, chocaron con los conservadores y el clero, que veían en las ideas
liberales una amenaza para el país, ya que, diversos sectores estaban
convencidos de que las reformas sociales y el apoyo del gobierno liberal a los
trabajadores, acabaría tarde o temprano en una lucha de clases y, en una
revolución que pondría fin a los principios democráticos de la sociedad
colombiana. En los años treinta y cuarenta el partido liberal estaba
profundamente divido, y, hablando en términos generales, de tres tendencias
principales: La corriente radical
y minoritaria, representada por Jorge Eliécer Gaitán; un ala en cierta
medida progresista, liderada por Alfonso López Pumarejo, que poco a poco fue
perdiendo poder; y, en el otro extremo una
corriente moderada, que, finalmente resultó ser la vencedora, con ideas muy
parecidas al Conservatismo.
Por
otra parte, el partido conservador también estaba fraccionado en dos grandes
bandos: los ospinistas, liderados
por Ospina Pérez, que buscaban mantener contacto con los liberales; y los laureanistas, seguidores de
Laureano Gómez, uno de los políticos más influyentes de la historia política
colombiana del siglo XX, y, enemigo principal del partido liberal. En este
período, además, los sectores populares tomaron mayor protagonismo en el
escenario colombiano, el campesinado y el proletariado urbano, ya mejor
organizados a través de sindicatos y respaldados por nuevos partidos políticos,
como el Partido Comunista, se hicieron más exigentes en sus
reivindicaciones, y, formando grupos de alzados en armas que mientras se
defendían de los ataques de los terratenientes, exigían al gobierno una reforma
agraria que les permitiera trabajar su propia tierra.
La
militancia y expectativas de estos sectores, se vieron fortalecidas por el
gobierno de López Pumarejo, pero, sin ninguna duda, quien más alimento las
esperanzas y combatividad de las clases populares fue Jorge Eliécer Gaitán, un
destacado líder, tanto político, como social. Este hombre, perteneciente al
partido liberal, se hizo conocer por sus discursos a favor de los sectores más
humildes y por sus condenas abiertas y contundentes a la clase dirigente del
país, ya que, para Gaitán, la culpa de todos los grandes problemas que
enfrentaba el país era responsabilidad de la “oligarquía”, que se había
apropiado del poder y de todos los beneficios políticos y económicos; Gaitán se
presentaba como el único y el verdadero abanderado de los intereses de los
pobres y marginados; por lo cual, según la opinión de muchos colombianos,
Gaitán represento la corriente más progresista del partido liberal, aquella que
no temía hablar de la cuestión social y proponía soluciones, supuestamente, un
poco más audaces.
ACTIVIDAD GRUPAL
N. 16
Realiza
una lectura atenta y detenida del texto introductorio del tema; además consulta
y responde:
Vocabulario del tema: Caudillo, masas,
élites, bipartidismo, radical, comunismo.
1. ¿Cuál era el deseo de los dirigentes de mediados del siglo XIX al conformar las agrupaciones políticas?
2. ¿En qué condiciones se hallaba sumido el campesinado colombiano?
3. Explica la siguiente frase: “era necesario introducir reformas de fondo, por lo cual, era esencial conformar agrupaciones políticas más organizadas y mejor estructuradas que las existentes”
4. A qué se le denomino “La violencia”
5. ¿Qué cambios económicos, sociales, políticos y culturales se dieron en las tres primeras décadas del siglo XX?
6. Elabora un esquema sobre las tendencias divisorias de los partidos liberal y conservador
7. Completa un cuadro como el siguiente, desarrollando las ideas de los partidos liberal y conservador.
IDEAS BIPARTIDISTAS
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PARTIDO CONSERVADOR
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PARTIDO LIBERAL
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8. Consulta el programa de gobierno del presidente: Mariano Ospina Pérez (presidencia 1946 y 1950)
9. Consulta porqué el problema de la distribución de la tierra fue una de las causas de la violencia de mediados de siglo.
10. Entrevista a una persona mayor, que haya vivido en el momento histórico tratado, y pregúntale que recuerda del periodo de la violencia en Colombia.